HACIA DONDE VAMOS
Cada año que pasa, cada puesta de sol, cada tic-tac del reloj van acortando la vida en la tierra. Silenciosa y lentamente usted va hacia la eternidad y hacia Dios. Pronto llegará el año, el día y la hora en que terminará su vida aquí en este mundo. Es entonces cuando o empezará su canción de alegría y de felicidad en el cielo, o sus gemidos de angustia en el infierno. Hoy sus pies pisan los inseguros caminos del tiempo mientras que mañana sus huellas quedarán aquí y usted habrá ido a la eternidad.
Hoy las manos trabajan diligentemente, los ojos miran el sol, la mente piensa y hace planes para su futuro. Pero mañana todo esto quedará y usted se habrá ido al lugar de donde jamás se vuelve.
Había en otro tiempo personas tan ocupadas como usted, gozando de buena salud y tal vez algo despreocupadas. Ellas también se han ido a la eternidad. La voz alegre y risueña del payaso pintado; el artista con talento cuya destreza hizo que el teatro, la pantomima y el cine fueran lugares atractivos para usted; todos esos placeres mundanos ahora se han marchitado, y el alma ya no esta aquí, en un momento ha sido trasladada. La voz familiar del astuto negociante ya se ha callado para siempre, ya no compra ni vende nada más, su alma ha tomado el viaje a la eternidad.
Querido amigo, tarde ó temprano le tocará su turno para entrar en el gran “mas allá”. Pregúntese a sí mismo con franqueza: ¿Ya estoy preparado para entrar en la eternidad?. Permita a su conciencia que le dé la respuesta verdadera. Escuche la voz que le habla. No desprecie su advertencia, no sea que le deja de hablar. Están delante de usted el cielo y el infierno futuros. Para cada uno de nosotros tiene que ir al uno o al otro. Hoy tenemos la oportunidad de escoger nuestra morada futura y mañana puede ser demasiado tarde. ¿Para que sirve su vida? ¿A dónde va usted cuando se haya acabado esta vida?. Salir de una vida de pecado y de vicio a la santa presencia de Dios es cosa imposible. Partir de la codicia al dinero y del amor a este, e ir a las canciones de los redimidos es irrealizable. Dos nos dice en su Palabra “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” (Juan 3:3).
¿Ha oído usted en su propia alma la voz de Dios diciéndole “es necesario nacer otra vez”?, ¿Ha renacido usted?, ¿Esta preparado para comparecer delante de Dios?. Si es así, está bien. Pero piense usted en esto por un momento ¿y si tiene que encontrarse con Dios en sus pecados para la condenación eterna?
Recuerde: Dios no quiere que se pierda. HOY Él nos llama a todos: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” .(Isaías 1:18).
Dios, en su amor a usted, le dirige hacia Cristo y a la Cruz donde murió por todos los pecadores como nosotros. Allí derramó su sangre expiatoria para limpiarnos de todo pecado, y ahora nos ofrece la salvación libre, por la fe en Cristo.
Permítame hablarle del amor infinito de Dios y persuadirle para aceptar al Señor Jesucristo como su salvador personal, a fin de que se salve ahora y por toda la eternidad.
Joaquín Pujol Gonzalo
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