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HECHO VERIDICO

by Cristóbal on 15 de mayo de 2023

Esto es un hecho, no muy antiguo y completamente verídico. Este nos enseña mucho, sobre todo a los que fían a última hora volverse a Dios, cuando tan olvidado le tienen durante las horas prosperas de su vida.

Era un campo de batalla, donde encarnizadamente habían combatido dos ejércitos enemigos. El campo regado de tanta sangre humana, estaba lleno de cadáveres y de moribundos, y por todas partes no se oían más quejidos y lamentos que partían el alma.

Dos creyentes evangélicos lo iban recorriendo con ansiedad buscando a algún herido a quien poder socorrer y algún moribundo a quien consolar y llevar su alma a la esperanza de Dios.

Como eran tantos os moribundos, no podían detenerse cuanto hubieran deseado con todos. Les repetían solemnemente y con dulce emoción aquellas benditas palabras y promesas de San Juan en su primera carta “La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado” Acude, pues, alma moribunda, acude a Jesucristo; Confía en su sangre.

A su paso, encontraron a un pobre soldado con su uniforme lleno de sangre, su cabeza descubierta, y en su mano empuñando un machete. Pensando que ya era cadáver, pasaron de él, pues los instantes eran preciosos, cuando al retirarse escucharon de él un suspiro de agonía. Volvieron y le recordaron ese texto favorito “la sangre de Jesucristo…” Vieron entonces mover sus labios, y escucharon en una voz casi imperceptible: “Silencio” Los dos creyentes le repitieron de nuevo el mensaje “La sangre de Jesucristo puede limpiarte de todo pecado”.

Todo quedo en silencio; la muerte parecía haber acabado su terrible obra. De repente, recogiendo el moribundo sus últimos palabras repitió “¡Silencio! Los ángeles están pasando lista, espero oir mi nombre” Calló un instante y con su último suspiro de vida exclamo “Listo, yo soy”.

Y con esas palabras pasó de esta vida de luchas y de miserias al seno de Jesús que le tenía en su lista.

Querido lector, ¿Estás tú en esa lista? Apresúrate a inscribirte en ella, ahora que Jesús te llama y tienes tiempo y buen juicio para hacerlo. No lo reserves para aquella hora en que no sabes si tendrás tiempo.

Joaquín Pujol

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