LA CONVERSIÓN
Un hombre explicaba su conversión a un amigo suyo que todavía no había dado su corazón a Dios, hablándole en los siguientes términos: “Amigo, un príncipe muy rico ha venido y nos ha ofrecido ropa nueva. Tú contemplaste tu ropa y te has dicho: -Me parece que aún está bien y puede durar un buen tiempo-, y has rehusado lo que te ofrecía el bondadoso príncipe. Mas yo, mirando mis viejas ropas he dicho: no valen de nada. Así es que me he despojado de ellas, aceptando las que me ofrecían. Tú has querido salvarte por tu propia justicia, mientras que yo me he apresurado a revestirme de la justicia y el perdón de Jesús”
Y tú, amigo lector, ¿has renunciado ya a tu traje viejo aceptando la vestidura blanca de la justicia de Cristo?
Joaquín Pujol
Los comentarios están cerrados.