NO PUEDO AMAR A DIOS
Una mujer estaba ansiosa con respecto a su alma. Oraba y trabajaba ardientemente para amar a Dios, con el fin de obtener el perdón de sus pecados, pero cuanto más hacía parecía que su corazón se ponía más duro.
En ese tiempo, cerca de su casa se celebraban unas reuniones de evangelización a las que ella asistió. Una noche, escuchó del predicador “Algunos creen que Dios requiere de nosotros que le amemos para que Él nos salve. Así que empiezan a examinar sus corazones pero no hallan ni una partícula de amor en ellos. Si fuese así: “sólo porque le amemos”, nunca seriamos salvos; pero la verdad bendita es que Él nos ama “en esto consiste el amor: no que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó a nosotros, y ha enviado a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” 1ª Juan 4:10”
En el preciso momento en que aquella mujer comprendió que Dios la había amado de tal manera que hasta dio a Jesús en propiciación por sus pecados, fue cuando su corazón se llenó de paz y gozo, y fue entonces cuando amó grandemente a Aquél que hizo tanto por ella. “El que no ama, no conoce a Dios; porque Dios es amor”
¿Has procurado tú amar a Dios con el fin de ser salvo? Si ha sido así, cesa en ese empeño. Es verdad que debes de amar a Dios, pero mientras no seas salvo, es decir mientras no comprendas la obra de Dios en ti por medio de la salvación en Jesús, no lo conseguirás.
Joaquín Pujol
HECHO VERIDICO
Esto es un hecho, no muy antiguo y completamente verídico. Este nos enseña mucho, sobre todo a los que fían a última hora volverse a Dios, cuando tan olvidado le tienen durante las horas prosperas de su vida.
Era un campo de batalla, donde encarnizadamente habían combatido dos ejércitos enemigos. El campo regado de tanta sangre humana, estaba lleno de cadáveres y de moribundos, y por todas partes no se oían más quejidos y lamentos que partían el alma.
Dos creyentes evangélicos lo iban recorriendo con ansiedad buscando a algún herido a quien poder socorrer y algún moribundo a quien consolar y llevar su alma a la esperanza de Dios.
Como eran tantos os moribundos, no podían detenerse cuanto hubieran deseado con todos. Les repetían solemnemente y con dulce emoción aquellas benditas palabras y promesas de San Juan en su primera carta “La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado” Acude, pues, alma moribunda, acude a Jesucristo; Confía en su sangre.
A su paso, encontraron a un pobre soldado con su uniforme lleno de sangre, su cabeza descubierta, y en su mano empuñando un machete. Pensando que ya era cadáver, pasaron de él, pues los instantes eran preciosos, cuando al retirarse escucharon de él un suspiro de agonía. Volvieron y le recordaron ese texto favorito “la sangre de Jesucristo…” Vieron entonces mover sus labios, y escucharon en una voz casi imperceptible: “Silencio” Los dos creyentes le repitieron de nuevo el mensaje “La sangre de Jesucristo puede limpiarte de todo pecado”.
Todo quedo en silencio; la muerte parecía haber acabado su terrible obra. De repente, recogiendo el moribundo sus últimos palabras repitió “¡Silencio! Los ángeles están pasando lista, espero oir mi nombre” Calló un instante y con su último suspiro de vida exclamo “Listo, yo soy”.
Y con esas palabras pasó de esta vida de luchas y de miserias al seno de Jesús que le tenía en su lista.
Querido lector, ¿Estás tú en esa lista? Apresúrate a inscribirte en ella, ahora que Jesús te llama y tienes tiempo y buen juicio para hacerlo. No lo reserves para aquella hora en que no sabes si tendrás tiempo.
Joaquín Pujol
CRISTIANISMO O CRISTO
Se le preguntó en una ocasión a un coreano cuanto tiempo hacia que era cristiano, a lo que contesto: “solamente tres meses” La persona que le preguntó, quedo extrañada y le dijo que debía de hacer más tiempo, pero el coreano le contesto: “He sabido lo que es el cristianismo por más de 10 años, pero hace solo tres meses que conozco a Jesucristo como mi Salvador”.
La distinción hecha por el coreano merece nuestra atención, pues es muy importante. Muchos hay en los países llamados cristianos que saben muchas cosas acerca del cristianismo, pero es otra cosa muy diferente tener a Jesús como Salvador.
Los conocimientos acerca de Jesús jamás han conducido a un pecador al cielo. Es el poseerlo a Él como nuestro Salvador lo que nos hace verdaderamente cristianos, lo que nos da la seguridad de que Él nos llevará para estar consigo en el cielo una vez acabada esta vida.
Joaquín Pujol
LA CONVERSIÓN
Un hombre explicaba su conversión a un amigo suyo que todavía no había dado su corazón a Dios, hablándole en los siguientes términos: “Amigo, un príncipe muy rico ha venido y nos ha ofrecido ropa nueva. Tú contemplaste tu ropa y te has dicho: -Me parece que aún está bien y puede durar un buen tiempo-, y has rehusado lo que te ofrecía el bondadoso príncipe. Mas yo, mirando mis viejas ropas he dicho: no valen de nada. Así es que me he despojado de ellas, aceptando las que me ofrecían. Tú has querido salvarte por tu propia justicia, mientras que yo me he apresurado a revestirme de la justicia y el perdón de Jesús”
Y tú, amigo lector, ¿has renunciado ya a tu traje viejo aceptando la vestidura blanca de la justicia de Cristo?
Joaquín Pujol
Día de la Biblia
El segundo domingo de Marzo -o sea el 12- se celebra EL DIA DE LA BIBLIA. ¿Por qué no celebrarlo con la distribución de una revista dedicada por completo a su importancia y relevancia a la vida de todos, incluso más de tres mil años después de que se comenzó a escribir?
Se trata del nº 16 de la serie de revistas Mientras Esperas, que se pueden pedir de nuestro hermano Bernardo Serrano al 675 144 708 o por email al mientrasesperas1@yahoo.es.